22 de abril de 2012

Once upon a time...


En un sentido amplio, tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos que, ordenados científicamente, permiten el diseño de bienes y servicios que facilitan la satisfacción de necesidades humanas básicas y, por qué no, también de deseos (o esas necesidades no tan básicas).

Si queremos buscar el punto cero en la historia tecnológica, quizá podamos situarlo sin mucho temor a equivocarnos en la época de las grandes civilizaciones china y egipcia. Allí nacieron las catapultas, la imprenta, la prensa, los sistemas de cultivo, el primer reloj...

La tecnohistoriografía a escala internacional es seguramente tremendamente interesante. Lo que traigo hoy a mi blog es algo a escala más sencilla... en concreto, os quiero presentar mi Tecnoautobiografía. Espero que no se me olvide nada y espero que os guste.

Móvil para la cuna: Supongo que su cometido era satisfacer la necesidad básica de descanso de mis padres. Por fin, unos segundos de descanso. Alguien se encargaba de entonar una suave melodía para que yo me durmiera o al menos, no llorara.


Pizarra 'mágica': En realidad esta pizarra era más una tortura que otra cosa, pero la inmediatez con la que se podía admirar la creación era lo que más me atraía. Básicamente era el deseo de crear algo nuevo, una imagen que nadie había hecho antes.



Walkie-talkies: ser capaces de planear estrategias (consistentes en cómo llegar al salón sin ser vistos atravesando la cocina) sin tener que pagar teléfono real... ¡era lo más! Fantasías de agentes secretos y otras ficciones llenaban nuestras tardes.

TEO.... y otros libros que ya habían pasado por mis hermanas antes y que, precisamente, por eso eran tan interesantes porque al fin leía lo que ellas ya habían leído hacía tiempo. Kika superbruja, Leo Leo, El pequeño Nicolás, Roald Dahl ...luego vendría Carlos Ruiz Zafón y Agatha Christie. La técnica y la ciencia se unieron hace miles de años para crear el modo de atrapar las ideas de manera física. Con el libro la expresión 'quiero compartir este conocimiento contigo' se hace más real que nunca. Creo que el libro no podrá ser sustituido jamás: no es solo su función de 'continente de información' lo que nos atrapa de él -porque para eso, efectivamente, ya tenemos el ordenador, los procesadores de texto, los e-book, kindle, los blog...- sino que es el objeto en sí, su forma, su historia, la posibilidad de ser sencillos por una vez y emplear un marcapáginas que nos recuerde a nosotros, todopoderosos hombres tecnologizados, la página por la que vamos. Podemos subrayarlos, pegar post-its, manosearlos, pasárnoslos, llevarlos a la tertulia de después de comer... Y al final de la vida podremos ver la diferencia entre los libros que nos fueron indiferentes y los que nos ha acompañado a lo largo de toda ella.

Máquina de escribir: en un armario en casa de mi abuelo, en la que era la habitación de mi padre y mi tío, hay una máquina de escribir, cubierta con una funda. Era una reliquia. Reconozco que la empleaba la mayoría de las veces a escondidas, porque era natural que mi abuelo viera con recelo que una niña pequeña jugueteara con ella.
Televisión: asocio la televisión con la familia. Siempre se veía así, todos juntos, riendo con las mismas películas, disfrutando con los mismos argumentos. Nunca la veíamos entre semana hasta que no fuimos suficientemente mayores para organizarnos autónomamente el tiempo. Esto hizo que el fin de semana y la película familiar se hicieran desear, y así, disfrutarla más.


Reloj de pulsera flic flac: Con este regalo ya, por fin, era dueña del tiempo. No dependía de nadie. Es más, podía proveer de la valiosa información que suponía saber la hora, a cualquiera que me lo preguntara.


Furby: Hasbro vendió muchísimos ejemplares. En parte por su tremendo parecido con los -a veces- adorables Gremlins (personajes de ficción made in Spielberg) y en parte por ese primer ejemplar que un niño podía tener de IA (Inteligencia Artificial). Así lo creíamos nosotros. En realidad lo de interactuar con humanos, obvio, era una fantasía y acababa por saturar la mente de aquel que tuviera fuerzas para jugar con él.

Afinador de guitarra: Aprendí a tocar la guitarra con mis hermanas. Y de ellas aprendí a distinguir cuando una cuerda sonaba bien y encajaba con las otras cinco y cuando se desviaba. Ellas pueden afinar de oído con mucha facilidad, pero siempre corroboraban su trabajo empleando este afinador electrónico que te facilita enormemente la tarea.

Ordenador: Teníamos uno o dos juegos multi-actitividad comprados (atento: comprados) y legalmente instalados. Había una hora concreta al día en la que podíamos emplearlo (hora que resultó ser muy preciada). Aunque los juegos me divertían, muchas veces simplemente me dedicaba a escribir historias, editar pequeños periódicos, jugar con imágenes en paint... Ese control que yo tenía sobre lo que veía en pantalla y sobre lo que luego imprimiría, me fascinaba.



Reproductor de mp3: Sin necesidad de cargar con el pesado walkman o discman de mi hermana, podía llevarme la música a cualquier lugar. Además era mía, sólo mía, mi selección musical. Con el mp3 se acabó el grabar cintas compartidas con tus hermanos y... ¿que digo? ¡se acabó el tener que acumular físicamente la música! Ahora la música simplemente flota en el aire sin ocupar -apenas- espacio. Y hay posibilidad de compartirla fácilmente.

Teléfono móvil: Las llamadas perdidas que nos hacíamos mis amigas y yo cuando empezamos a tener móvil (a los catorce años aprox) eran el método de comunicación más asequible y revolucionario entonces. Significaban 'me acuerdo de tí'. Luego podíamos permitirnos pagar 15 céntimos de mensaje y decir algo más consistente. Las tarifas de 'Horas felices' que comenzaban el viernes y acababan el domingo, eran el paraíso en esos años en los que las amigas son todo tu mundo. Mi móvil de ahora no tiene muchas más prestaciones más, únicamente conexión a internet, pero ni sistema Android, ni siquiera mucha capacidad.... Pero mis hermanos sí y me sorprenden cada día. Pueden detectar las pizzerías que hay cerca, o las constelaciones, o reconocer un cuadro solo con hacer una foto, o una canción. Incluso pueden convertir su móvil en una potente linterna o en una tenue velita. El móvil- navaja suiza ha llegado a manos de los adolescentes, y ahora son los padres los que tienen que aprender de ellos.

Netbook: Funciona como máquina de escribir, televisión, reproductor de mp3, mensajero, por supuesto me da la hora :-) y me permite navegar por internet en cualquier lugar cómodamente. Ahora mismo podría decirse que es la 'piedra angular' de mi tecnobiografía.


La vida se desarrolla y se sirve de herramientas que la dejen crecer. Podemos decir que el ser humano del siglo XXI se mueve más en el campo de los deseos que en el de las necesidades básicas. Irónico, teniendo en cuenta que no es precisamente ésta nuestra época de mayor prosperidad.

Aunque cabe enfocarlo de esta manera: Si la ciencia y la técnica nos han ayudado a alcanzar este modo de vida, lo más natural será disfrutar de ello y explorar nuevas posibilidades. El ser humano es así, le gusta tender a la excelencia. En la Antigua China disfrutaban de las posibilidades que ofrecía la catapulta y el hombre moderno disfruta del poder de alcance de twitter. A cada época, sus privilegios.

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